Ciudad Guayana tiene infinidad de opciones de comida rápida para todos los gustos, pero sin duda, una referencia por su larga trayectoria ha sido El Rayo, en el centro de Puerto Ordaz.
María Alejandra Alcalá Guevara, es quien está a cargo ahora del puesto de perros calientes y hamburguesas que ha complacido los antojos a varias generaciones en el cruce de la carrera Guasipati con la carrera El Callao.
“Hemos sido los dueños de El Rayo toda la vida”, afirma María Alejandra, que revela a Soy Puerto Ordaz la historia de este emblemático punto.
Refiere que existe desde el año 67’, por un alemán que vino a la pujante ciudad industrial que sería planificada, pero por diferentes razones no pudo darle continuidad al proyecto gastronómico.
Proyecto alemán con toque maracucho
Dos años después (1969), el señor Oswaldo Chacín (su papá) llega desde Maracaibo y le pide al alemán que le venda el carrito que “toda la vida” ha estado en una esquina, cerquita de El Churrasco, otro restaurante referencia de la urbe.
“Él –señor Oswaldo- súper arraigado a su tierra, le puso ‘El Rayo’ por el relámpago del Catatumbo. Aquí no había más nada en Puerto Ordaz, solo estaba ‘El Churrasco’, hay fotos viejísimas en mi casa, de un caballo ahí afuera parado”, cuenta la encargada del negocio familiar.
El pionero de ‘El Rayo’ falleció hace 29 años y deja el negocio a su segunda esposa e hijas, en este caso, la mamá de María Alejandra, quién debido a su edad, no está en el local actualmente y supervisa la preparación previa de la comida.
“Este es un negocio que ha ayudado a levantar muchísimas familias, siempre hemos tenido familia trabajando acá, donde se prepara todo también es en familia. Los únicos que no son de la familia, es el muchacho que está en la plancha, José Gregorio, pero tiene tantos años entre 20 a 25 que para mí es de la familia. Desde que era un muchachito está con nosotros, el cliente de ‘El Rayo” lo conoce”, sostiene.
“Es maravilloso trabajar durante 23 años aquí, siempre manteniendo el sabor y un buen trato”, agrega tímidamente José Gregorio Aray, que le conoce los gustos a la clientela del puesto y asegura que la mayoría prefiere las hamburguesas a los perros calientes.
Los dueños se sienten orgullosos del crecimiento de quienes han sido sus trabajadores, que han emprendido en la zona y en otros países. “Estamos satisfechos que hemos aportado a la ciudad”.
Actualmente siete personas sacan adelante ‘El Rayo’ que atiende al público de martes a sábado de 2 de la tarde a 11 de la noche aproximadamente.
Mantenerse a flote
Grandes, medianas y pequeñas empresas han sufrido el declive de la economía venezolana y este carrito también ha llevado su parte.
“Plumrose estuvo seis meses sin venir y ese es el producto con el que trabajamos”, fue un ejemplo de lo que le ha tocado sortear a ‘El Rayo’.
Han tenido que buscar los insumos en otras ciudades del país o compartir gastos con otros comerciantes para cancelar a proveedores.
“No es fácil pero esto tiene frutos, cuando pones seriedad y esfuerzo en el asunto, no se trata solo de vender y tener ganancia y ya, se trata de saber lo que estás vendiendo, conocer tu producto, a tu cliente, si no lo comerías no lo vendes”, reitera María Alejandra.
Sin embargo, a pesar de esas vicisitudes la receptividad de la clientela ha sido excelente, rescata y cree que la clave es que “aquí no se vende nada que no se pruebe en la casa”. Recomienda a quienes trabajen con comida, verificar la fecha de caducidad siempre.
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Actualizándose
Aunque tradición es su mayor atractivo, han sabido adaptarse a una nueva era, donde la imagen suma puntos a la hora de los comensales elegir.
Ahora ‘El Rayo’ tiene su propio logo, como lo querían sus dueños, conservando su esencia y además se estrenaron en la red social Instagram como (@elrayopzo).
“Me insistieron tanto que aunque no tenía tiempo, lo hice y me han escrito personas desde Suiza, que están sufriendo porque quieren comer aquí”, comenta entre risas.
Pero la actualización no solo es de apariencia, ‘El Rayo’ ha tenido cambios en su menú.
“Antes solo teníamos perro caliente y hamburguesa clásica. Ahora tenemos salchichas polaca, alemana, picantes, brasileras, es para ampliar un poco la clientela y que en caso de que nuestro producto base no se consiga, tenemos opciones”, detalla.
El impulso que ha hecho la Asociación de Comerciantes del Centro de Puerto Ordaz ha sido “espectacular” para ‘El Rayo’.
“Lo que comenzó como un proyecto de iluminación, ve como terminó. Se empezó con eso y cuando nos dimos cuenta, teníamos tremendo proyecto, una sola persona no hubiese podido. Nos integramos como comerciantes que nos debemos al centro y ha sido espectacular, maravilloso”.
Tradición
“Yo comía aquí con mi abuelo, para acá me traía mi papá”, es común escucharlo en un negocio que tiene más de 50 años alimentando generaciones de guayaneses y visitantes, desde que el único entretenimiento que había en la ciudad era la Heladería Puerto Ordaz y el cine Altamira, siendo ‘El Rayo’ parte de esta ruta social.
Hay quienes a pesar de los cambios en el menú, piden lo de siempre y para sus propietarios eso demuestra que han hecho las cosas bien.
Tanto es el impacto de su sazón que tienen anécdotas como, un señor que tenía cinco años en Alemania y estuvo de visita en Puerto Ordaz por un mes y todas las noches cenó en ‘El Rayo’.
“Dijo que estaba acumulando para llevarse el gusto”, bromea la encargada del negocio familiar, que además han tenido que acompañar con su menú, las despedidas de unos cuantos venezolanos.
No obstante, su mensaje a todo el que está emprendiendo en Venezuela es que aún se puede hacer algo por el país. “Rendirse no es una opción, porque todo tiene su final y debemos estar aquí para levantarnos”.
‘El Rayo’ ha estado 50 años en la ciudad y pretende seguir estando presente en muchas otras generaciones.
Por: Leonervis Hernández / @leonervis
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