Al cumplirse 91 años de su nacimiento, recordamos a este artista de perenne vigencia, que dejó para la posteridad un valioso legado musical
Simón Díaz alcanzó fama, reconocimiento y prestigio, gracias a una trayectoria intachable, sólida y coherente, que lo situó como una de nuestras figuras más queridas. Venezuela fue siempre fue su razón de ser como cultor y divulgador de sus expresiones a través de la música y el humorismo, que en su caso tuvo como sello distintivo es el de la autenticidad.
Nacido en el aragüeño pueblo de Barbacoas, el 8 de agosto de 1928, estaría cumpliendo 91 años, por lo cual recordamos algunos de sus aportes más importantes. La persistencia y un eterno afán de superación marcaron su vida. Era el primogénito de siete hermanos y al morir su padre tuvo que hacerse cargo de la familia.
Desempeñó los más variados oficios, entre ellos uno que lo encaminaría hacia lo que sería su futuro: el de atrilero en un grupo musical llamado Siboney, del que llegó a ser también cantante.
Tenía 20 años cuando decide irse a Caracas a abrirse camino en esa faceta. Se inscribe en la Escuela Superior de Música, dirigida por Vicente Emilio Sojo. Las enseñanzas recibidas lo motivaron a acercarse a la tonada llanera, que se propuso rescatar. De esa época es uno de sus temas más emblemáticos, “Tonada del cabestrero”
Pero no sería la música, sino el humorismo, su puerta de entrada al mundo del espectáculo. En ello lo ayudó su hermano Joselo, quien ya era un cómico famoso en la “Radio Rochela”. Entró a Venevisión como protagonista de un programa costumbrista, titulado “La quinta de Simón”, todo un suceso.
Posteriormente pasó a Radio Caracas Televisión (Rctv) para estelarizar “Criollo y sabroso”, aunque su gran logro lo tuvo en “Contesta por Tío Simón”, por Venezolana de Televisión (VTV), donde comenzó a ser llamado con ese cariñoso apelativo. Paralela a su actividad televisiva, acrecienta su popularidad como conductor, en Radio Rumbos, del programa diario “Rumbos, coplas y canciones”.
A la pantalla grande saltaría en películas como “Cuentos para mayores”, de Román Chalbaud, “La empresa perdona un momento de locura”, de Mauricio Walerstein e “Isla de sal”, de Clemente de la Cerda, entre otras. Fue precisamente en “Isla de sal” donde interpretó una canción humorística, “Por Elba”, que se convirtió en su primer éxito.
En una estrecha colaboración con Hugo Blanco en rol de productor, surgirían, uno tras otro, sucesos como “Luna de Margarita”, “Mi querencia” y “El alcaraván”. A partir de allí asumiría sus creaciones como vehículo para expresar las bondades y el sentimiento de su tierra. De esos años es también “Caballo viejo”, su pasaporte a la internacionalización.
En 2008 recibió el Grammy Latino a la Trayectoria, como coronación de una carrera eminente. Murió al año siguiente, el 19 de febrero de 2014, pasando a la posteridad como un artista de eterna vigencia.
Con información de El Universal.
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