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Leopoldo Sucre Figarella, el hombre que visionó una Guayana moderna

Leopoldo Sucre Figarella, nació en Tumeremo estado Bolívar, el 1 de agosto de 1926. Fue un hombre grande en sueños, en trabajo, en pasión y en amor para Guayana y Venezuela.

Foto: Cortesía

Son míticos el recio carácter y la capacidad de trabajo de Leopoldo Sucre Figarella, un guayanés que ayudó a levantar un país moderno y enrumbado hacia el desarrollo.


Gran parte de lo que es hoy en día Ciudad Guayana se debe a la visión de un solo hombre: Leopoldo Sucre Figarella. Un gerente avanzado para su época y que -de acuerdo a la visión de quienes lo conocieron- tenía un carácter recio, pero justo y equilibrado, lo que le permitió aprovechar lo mejor de cada uno de las personas que lo acompañaron en su gestión como gobernador del estado Bolívar, ministro de Obras Públicas y como presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).



Para muchos -incluso para sus adversarios políticos- el legado de Sucre Figarella se pierde de vista, no sólo en Guayana, sino en todo el país. El historiador Américo Fernández, advierte que este bolivarense “fue uno de los gobernantes más progresistas” que ha tenido el estado.


El historiador sostiene que todas las posiciones que ocupó en los gobiernos de la democracia le valieron de mucho a Leopoldo Sucre Figarella para ejecutar la visión que tenía de cómo debía ser la Venezuela moderna.


Nacido en Tumeremo estado Bolívar, el 1 de agosto de 1926. Su intensa búsqueda del saber lo llevó a la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo el título de ingeniero. Con ese arsenal de conocimientos ingresó al Ministerio de Obras Públicas, al tiempo que se involucraba cada vez más con la política, y especialmente con la opción que presentaba al país Acción Democrática.


Luego de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Sucre Figarella se integra al equipo de trabajo del -para ese entonces- presidente Rómulo Betancourt, quien lo designó gobernador del estado Bolívar.


A partir del año 1960, su labor se expandió a todo el país, cuando fue designado ministro de Obras Públicas, cargo que ejerció también durante el período del Presidente Raúl Leoni.


La gestión de Sucre Figarella al frente del Ministerio de Obras Públicas dejó un vasto legado, como por ejemplo, el puente Angostura en Ciudad Bolívar, el puente Rafael Urdaneta en el Zulia, la central hidroeléctrica de Guri, Raúl Leoni; el distribuidor La Araña y otras importantes autopistas que hoy en día siguen conectando el centro- litoral- oriente y occidente de Venezuela.


En su gestión también se adelantó el Metro de Caracas y concluyó la ampliación del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, entre muchas otras.


Zar de Guayana

En 1984, asume la primera magistratura Jaime Lusinchi, quien lo nombra presidente de la Corporación Venezolana de Guayana y le da rango de ministro. A partir de ese momento Leopoldo Sucre Figarella enarbola la bandera del desarrollo en Guayana y trabaja por el fortalecimiento de la región.


Uno de los hombres que acompañó en este periodo a Sucre Figarella fue César Mendoza, quien ocupó la presidencia de Sidor.


Hoy en día Mendoza reconoce que uno de los logros más importantes de Sucre Figarella fue el haber conseguido que a Guayana se le diera la importancia política que necesitaba para alcanzar el desarrollo.


El legado que dejó el llamado Zar de Guayana fue extenso, algunas de las obras emblemáticas que hoy en día seguimos disfrutando y aprovechando y que él forjó son: la conclusión de la represa hidroeléctrica Raúl Leoni, las autopistas Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana y Ciudad Guayana-Upata, así como también, la red vial que une desde la población de El Dorado hasta Santa Elena de Uairén.


De la misma manera, se logró la red vial Ciudad Bolívar-Caicara-Los Pijiguaos, incluyendo los puentes sobre los ríos Caura, Cuchivero, y sobre el río Caroní levantó el puente Angosturita con su vía férrea y el puente Macagua.


Se adelantaron -además- las obras de Macagua y Caruachi y fortaleció el parque industrial, ampliando las capacidades instaladas de las empresas Sidor, Ferrominera, Venalum, Alcasa, Interalúmina y se crean Bauxiven, Proforca, Remorca, entre otras.


Sucre Figarella se ocupó no sólo del desarrollo industrial, sino que además atendió las necesidades de la población con la ampliación de los acueductos y la construcción de infraestructura sanitaria en Caicara, El Callao y Santa Elena de Uairén.


Levantó el Palacio de Justicia de Ciudad Guayana y de Ciudad Bolívar, el Polideportivo Cachamay e inició –conjuntamente con la Gobernación del estado Bolívar- el proyecto del estadio La Ceiba.


Un personaje como pocos

Para Américo Fernández hablar de Sucre Figarella es referirse a un hombre que “significa Guayana y que tuvo una visión muy despejada y muy clara de lo que podía ser esta región”.


Fernández recuerda que Sucre Figarella tenía como costumbre irrumpir de manera inesperada en las obras para verificar cómo funcionaban las cosas.


“Recuerdo que una vez cuando se estaba ejecutando la ampliación del museo Jesús Soto, y un grupo de trabajo de Ciudad Bolívar estaba reunido en el museo, él se apareció sorpresivamente en traje de campaña y botas largas, aquello estremeció el museo, su fuerza”.


Era un hombre de pocas palabras pero de mucha acción, era un ser “de otra dimensión” por lo progresista.

Don Pedro Acosta también atesora muy buenos recuerdos de cuando ocupó la Secretaría General de la Corporación Venezolana de Guayana, y Sucre Figarella era el presidente del ente de desarrollo regional. Afirma que fue un “motor, un hacedor de Guayana. Sucre dejó un legado de trabajo y honestidad”.


El ex secretario general de la CVG, recuerda a Sucre Figarella como un gran defensor de la ciudad.


“Las audiencias siempre las daba a partir de las 7:00 de la noche, porque a esa hora no interfería con su trabajo y no habían aviones para Caracas entonces, se garantizaba que ese visitante tenía que pagar hoteles, restaurantes (…) con lo que se activaba la economía de la ciudad y se colaboraba con su crecimiento”, contó.


Él era un tipo con un gran corazón, pero trataba de defenderse con ese rostro serio. También recuerdo que siempre iba por la ciudad pendiente de lo que no funcionaba y en una libreta iba anotando los semáforos que no servían, dónde había basura sin recoger y de una vez se iba a la oficina a llamar a los gerentes para reportarlo y solventarlo”, agregó.


En la Corporación Venezolana de Guayana permaneció desde 1984 hasta 1993. También fue electo senador durante los periodos 1984-1989 y 1994-1999 con el apoyo de Acción Democrática. Sin embargo, el segundo periodo lo dejó a medias, pues la muerte le sorprendió un 17 de octubre de 1996.


Hay quienes dicen que los hombres son del tamaño de sus sueños, y sin duda él fue un hombre grande en sueños, en trabajo, en pasión y en amor para Guayana y Venezuela.


Con información de Ciudad Guayana Fb.


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