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Flores: Siempre me gustaba ayudar y me parecía que en el área de la salud lo iba a lograr


Foto: Cortesía

Amante de los deportes y la salud, así es Úrsula Flores Benítez (@terapeutaursula), una caraqueña de nacimiento pero guayanesa de corazón que adora a Puerto Ordaz como si fuera su tierra natal.


Comentó que cuando inició sus estudios universitarios lo hizo en la facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), sin embargo, era la rehabilitación lo que más la apasionaba, por lo que decidió hacer un cambio de carrera y dedicarse a esta rama de la salud, con la que se siente muy satisfecha.


Simultáneamente a sus estudios en la UCV, practicaba diferentes disciplinas deportivas como natación, saltos ornamentales, gimnasia olímpica, tenis de mesa, tenis de campo y esgrima.



«Cuando estaba en la etapa de la última disciplina ya estaba en la universidad. El cambio de bachillerato a la universidad y encima también seguir cumpliendo con tu rutina deportiva, fue –por momento- un poco complicada. Es que Medicina –al igual que el deporte- abarca una constante dedicación y tuve varios roces con algunos médicos porque me pusieron a elegir entre el deporte o la medicina», recordó.


Para Úrsula, tanto el deporte como la medicina han sido desde siempre su pasión, por lo que no quería abandonar ninguna de las dos carreras.


Ante esta situación, justo cuando cursaba el segundo año de Medicina en la Escuela Vargas de la UCV, le sugirieron cambiarse a otra carrera que estuviese dentro del área de la salud y decidió cambiarse a Terapia Ocupacional. Así pudo continuar con sus actividades deportivas y siguió formándose para ayudar al bienestar de las personas pero ahora desde la rehabilitación.


«Así fue que hice el cambio porque, o era retirarme y no tener ya nada referente con lo que era el área de la salud o buscar la opción del cambio de carrera. Entonces investigué y revisé los pénsum, siempre me decían “esto va más con lo tuyo, con el deporte y así puedes seguir con tu actividad deportiva e irte por un área de la salud (a nivel profesional) que te va a beneficiar porque también vas a poder ayudar a muchas personas” y en realidad, es así», destacó.


Úrsula, quien desde hace 13 años vive en Puerto Ordaz, destacó que como terapeuta ocupacional, ha estado enfocada en trabajar con las personas para que logren sus actividades de la vida diaria, se integren y sean funcionales.


«Lo más común es que un fisioterapeuta trabaje el área deportiva, el terapeuta ocupacional lo relacionan más cuando existe alguna discapacidad y se enfoca a trabajar el área deportiva con la persona que tenga la limitación. Como soy amante del deporte y el deporte ha sido parte de mi vida, porque es lo que me enseñaron mis papás yo me fui como dicen todos: voy en contra de todo, rompiendo paradigmas», explicó.


Con su pasión y ganas de estar en el campo de juego ayudando a los jugadores, demostró que es posible que el fisioterapeuta y el terapeuta ocupacional trabajaran unidos.


Aunado a eso, con su fortaleza y deseo de seguir creciendo, realizó una especialización profesional en Rehabilitación Deportiva y un diplomado en Rehabilitación integral, «para tener más fundamentos y poder engranar todo lo que yo sabía con el enfoque deportivo (…) adicional al trabajo que día a día venía haciendo con adultos y niños con lesiones neurológicas».


Úrsula nació en una familia de atletas, sus padres y hermanos se dedicaban a la práctica de diversas disciplinas, lo que inspiró en ella la pasión por el deporte que hasta ahora sigue manteniendo. Un legado que, pareciera ir de generación en generación, pues su esposo el destacado atleta Andrés Manzanillo y sus hijos Piscis y Leo, también están inmersos en este mundo.


«Nosotros somos el Team Manzanillo (...) somos un equipo en el que complementamos muchísmo», refirió.


Sus inicios como deportista arrancaron a sus 5 años. «El deporte para mí siempre fue básico y primordial. En el colegio la materia que más me gustaba era Educación Física y desde pequeña siempre quise ser médico (…) Siempre me inclinaba por querer ayudar y me parecía que en el área de la salud lo iba a lograr», detalló.


Desde hace siete años, Úrsula comenzó a trabajar en el mundo deportivo, uno de sus anhelos más preciados. Sus inicios fueron con el equipo profesional de voleibol en la entidad «Huracanes de Bolívar».


Subrayó que, para ese entonces, no era común que una mujer trabajara con un equipo masculino, un tema como una lucha diaria enfrentó para demostrar que las mujeres también pueden hacer trabajos adecuados en este mundo en el que aseguró que hay bastante exigencia.


«Tiene que haber respeto, tolerancia, pero también calidad de trabajo y buena educación. (...) Trabajar con deportivo no es fácil, esto amerita mucha dedicación y un compromiso con el jugador que es lo que te marca el pasar a otro nivel», aseveró.


Luego, se abrieron muchas puertas en los equipos Gigantes de Guayana y Mineros de Guayana. Además, también trabaja con jugadores de béisbol, tenis y corredores. Asimismo, con personas que practican crossfit y gimnasios.


«Mi trabajo es sagrado. Quiero que todo el mundo se entere y sepa que Úrsula Flores puede hacer eso y mucho más, de que mis jugadores son mi vida cuando estoy en la cancha», indicó.


¿Qué fue lo que te motivó desde niña a querer convertirte en médico?

-Tengo una prima que tiene una condición y yo ayudaba a mi abuela a cuidarla. Siempre la protegía y sin yo saber –porque estaba muy pequeña- la ayudaba para que sentara bien y tratara de levantar su bracito bien. Así cada vez que veía a alguien que necesitaba algo, daba el apoyo. Entonces, al inicio quería ser pediatra.


¿Cómo fue que llegaste a Puerto Ordaz?

-Mi esposo (Andrés Manzanillo, reconocido atleta en la zona), en este momento, jugador profesional, pertenecía a la selección de Venezuela y tenía compromisos deportivos fuera del país. Al regresar de una de esas temporadas, lo llaman para que venga a ciudad de Puerto Ordaz. En eso yo estaba ya culminando (la carrera universitaria), estaba en el proceso de pasantías y tesis. Él me dice: «nos tenemos que ir a Puerto Ordaz» y yo le dije: bueno, vámonos a Puerto Ordaz.


Comencé a buscar los centros de rehabilitación de la ciudad, para ver si yo podía hacer mis pasantías aquí, conversé en la universidad para hacer mi tesis también aquí. Así hicimos, él (su esposo) y luego yo.


Mi tesis fue de lactancia materna enfocada a enseñarle a las madres una forma de estimulación para que al momento del nacimiento del bebé pudieran amamantar a sus hijos, que beneficio tanto a adultas como a adolescentes que por desconocimiento tenían miedo de hacerlo.


¿Cuál es el sueño de Úrsula?

-Quiero que el mundo conozca mi trabajo. Quisiera estar (como terapeuta de forma simultánea) en tres selecciones nacionales de disciplinas distintas. Tuve la oportunidad de viajar, siendo la terapeuta de una selección de tu país y cantar el himno nacional de Venezuela, mientras tú llevas los colores de tu bandera, es lo máximo, no hay forma cómo explicarlo.


Fueron momentos que como deportista no viví y he tenido la oportunidad de disfrutarlos como terapeuta; ver que estoy allí parada representando al país es lo máximo. Quiero llevar a mi país a todo lo alto para que todo el mundo sepan que la rehabilitación aquí vale mucho y tenemos bastante potencial, que no solamente soy venezolana sino que soy una caraqueña que es de Puerto Ordaz, porque aquí estoy y aquí me mantendré.


¿Cuál es el mensaje para las futuras generaciones?

-Que luchen por lo que quieren alcanzar porque nada es imposible. Las personas deben trazarse sus metas y luchas; obstáculos van haber siempre. Nada es fácil, así que todo requiere de entrega, de aprendizaje constante y siempre dar calidad y no cantidad, porque dando cantidad sin calidad no tendremos buenos resultados.


Por: José Manuel González / @josemagonzalezz


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