En 20 mil trescientos casos de violencia contra la mujer, se centra el tercer Informe de Incidencia y Prevalencia de la Violencia contra la Mujer en el estado Bolívar para el año 2018.
Este trabajo estadístico lo desarrolla el Ateneo Ecológico del Orinoco a través del programa interinstitucional Observatorio Guayanés de Violencia de Género, completando la serie histórica del comportamiento de la violencia hacia las mujeres en el estado Bolívar desde el año 2013 hasta el finalizado 2018.
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El doctor Miguel Vincenti, coordinador regional del observatorio, señala con preocupación el aumento en 18,72% de los casos registrados de violencia hacia la mujer para el año 2018 superando al año 2017 en más de tres mil nuevos casos.
“La violencia física continúa dominando el espectro de este flagelo con la alarmante cifra de 6.405 casos de mujeres con agresión física”.
El informe sitúa al municipio Caroní como el primero en casos registrados, pero no como el de mayor riesgo, ya que por densidad poblacional es el municipio Heres con apenas una diferencia menor de mil casos el que abandera la violencia de género en la entidad.
El municipio Gran Sabana duplicó el registro de casos respecto al año 2017 con 406 casos de violencia basada en género.
El femicidio continúa bajando por tercer año consecutivo, se contabilizaron 38 muertes en el año 2018.
Aunque, este declive es un aliciente para las cifras de violencia, estos femicidios suman 445 mujeres muertas en los últimos seis años en el estado Bolívar.
Ellas no tendrán una segunda oportunidad y es una verdadera tragedia. Sus sobrevivientes continúan siendo víctimas y no hay resarcimiento posible para ellos, sentenció Vincenti.
La triada del mal y la salud mental de las mujeres.
Como si no bastara con la lesiones físicas o femicidios, el informe revela que hay una triada letalmente silenciosa de delitos contra la mujer por su condición de género y estos son la amenaza, el acoso y la violencia psicológica entre los tres determinan el 55% de los delitos para el año 2018, y acumulan en los últimos seis años un total de 36 mil casos registrados.
Las secuelas de esta triada de actos violentos son imperceptibles a veces hasta para la propia víctima, pero sus efectos se evidencian a mediano y largo plazo en la salud mental y emocional, pudiendo producir incluso la inducción al suicidio, depresión, ataques de pánico, trastorno de ansiedad o estrés post traumático.
Un acto violento repetidamente contra la psiquis puede generar la locura en las víctimas o su entorno, puntualizó Vincenti.
Con información de Prensa Ateneo Ecológico.
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