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"El Salto de los Ángeles" podría verse en enero



José Miguel Zamora, director de la película guayanesa "El Salto de los Ángeles", en entrevista exclusiva para Soy Puerto Ordaz, ofreció detalles de los avances de este largometraje que se filma en territorio bolivarense.

Informó que para enero de 2020, se han propuesto tener un primer corte que pueda ser exhibido a la población, luego del proceso de postproducción en el que además de edición, también se realizan las correcciones de audio y color del material audiovisual.

Anunció que tienen planes de llevar el film a diversos festivales en Argentina, con miras a alcanzar la culminación y distribución de la pieza cinematográfica que se graba en San Félix y otras zonas del estado Bolívar.


Destacó la participación de unas 600 personas, quienes dan vida a la historia a través de las 239 escenas que se realizan en la comunidad Campo Rojo, sus instituciones educativas, terminal de pasajeros, paradas de transporte público y semáforos, autobuses, ríos y carnaval de Ciudad Guayana. Así como en las minas del estado Bolívar. Además acotó que mostrarán las riquezas naturales e industriales de la entidad.

Mencionó al reconocido locutor Carlos Guillén y a la actriz nacida en la región con fama internacional, Ira Frontén, quienes también están involucrados en el proyecto.

Zamora relató que desde 2008 comenzó a escribir esta historia y fue en 2011 cuando emprezó a hacer las diligencias para grabarla, conociendo al sector y a su gente.

"Creo que es momento de mostrar la diversidad del cine, ya estaba cansado de que el cine venezolano era nada más las películas de delincuencia, malandros, policías, muertes, de Caracas y sus barrios. Yo creo que Venezuela tiene otra parte", explicó el también representante de La Chispa Film Artes & Cine Móvil.


Refirió que se entusiasmó a escribir "El Salto de los Ángeles", al pasar por el puente de Campo Rojo y observar cómo se lanzaban los muchachos del puente Caroní, algo que lo impactó e inspiró lo suficiente para decir: "yo quiero escribir una historia como esta. Es auténtico y debe ser contado". Tomando en cuenta la ingenuidad e inocencia de quienes se lanzan al agua, sin pensar en el riesgo que conlleva.


Zamora indicó que cuando comenzó a idear la película no conocía a Campo Rojo, pero sí la hizo pensando en una comunidad donde pasaban cosas como: "una familia luchaba por salir adelante, un barrio no solamente se ven delincuentes y malandros, sino que también tiene cultura y cosas positivas. Indudablamente al ver a los chamos lanzarse del puente, tú asocias que son de Campo Rojo".


Comentó que aún sabiendo del prejuicio de peligrosidad que arropa a esta localidad de la parroquia Dalla Costa, en 2011 empezó a visitarla para conocer al Consejo Comunal y solicitar los permisos correspondientes para iniciar el rodaje.


"De allí comencé a ver la realidad de los chamos, cómo era que se lanzaban y empecé a ver una comunidad totalmente distinta a lo que la gente siempre planteaba fuera que era un sector delincuente. Lo que yo pude ver es que Campo Rojo es como un pequeño pueblo de Ciudad Guayana con todo un origen oriental", puntualizó.

Asimismo, agregó que conoció la historia de Campo Rojo, según explicó se llama así porque los primeros pobladores que eran de Sucre, Puerto Ayacucho y otras zonas de Venezuela, quienes llegaron a Guayana a buscar trabajo y usaban las lonas rojas de los barcos que venían a dejar las maquinarias para la construcción de las Empresas Básicas, para los techos de sus casas.


"Ya existía campo A y B que lo habitaban en su mayoría los gringos. Como siempre buscaban obreros iban a Campo Rojo por los techos y así se fue quedando", acotó.


Zamora aseveró que una vez que supo de la historia comenzó a ver el sector de otra manera: "una zona con un potencial natural, con chamos que hacen deporte por naturaleza, son pescadores, nadadores y un sinfín de potenciales que si se le presta atención tendrá una mejor vista de la sociedad".


Además refirió que esto lo motivó, ya que la locación es "una comunidad originaria e histórica de Ciudad Guayana. De Campo Rojo, La Laja y otros sectores de San Félix es que nace Puerto Ordaz, y principalmente de Campo Rojo porque era como el puerto".


"Con la película quiero mostrar la realidad de muchas familias que quedan disfuncional cuando el padre tiene que irse y no saben si volverá, creándose una descomposición familiar (...) y los hijos quedan expuestos a una sociedad en la que pueden surgir delincuentes y drogadictos", indicó.

Zamora agregó que, si se hace un censo en el sector, se determinaría que la mayoría de los padres, trabajan en las minas o "han muerto" en la titánica labor de la extracción de los recursos minerales en el sur de Bolívar.


“Eso no es el origen de la historia, sino que es la historia de un niño que no porque vive en un barrio se contagia de esas cosas, sino que también en el barrio existe el liderazgo positivo del muchacho que es trabajador, que sale adelante a pesar de no tener a su padre y esa influencia es el que queremos mostrar, el lado positivo de estas comunidades y de la sociedad que somos, de la lucha de muchas familias para salir adelante”, refirió.


Como trasfondo aseveró que quiere mostrar –también- una historia de fe y convicción, pues “el niño quiere encontrar a su padre para mantener unida a su familia, como una necesidad”.


Potencial en actuación

Zamora apuntó que el estado Bolívar tiene un potencial rico en actuación, artístico.


“Guayana tiene una deuda con el área artística y cinematográfica, porque aquí siempre se han enfocado en darle provecho al aspecto industrial y aunque han salido muchos artistas no se ha generado el desarrollo de ese potencial artístico como debe ser”, comentó.


Instó la creación de cines y teatros alternativos y de calle, porque siempre se ha creado la idea industrial de que “todo el mundo tiene que trabajar en una empresa”.


Lamentó que no existan escuelas de cines ni de teatro con sedes propias y espacios adecuados para la realización de sus actividades.


“Visualizó que Guayana pueda tener su propio estudio de cine, porque el estado Bolívar tiene todo el potencial para tenerlo por todas sus locaciones y condiciones geográficas. Entonces, Dios quiera que así sea y podamos desarrollar la industria cinematográfica en la ciudad”, opinó.


Exhortó a todos los movimientos que ejecutan actividades similares a unirse y visualizar a Guayana en ese sentido para crear una ciudad con un activismo de cine que prometa.


Voluntarios

El proyecto es de voluntarios, no hay cancelación de salario sino de experiencia, ya que todos los que participan están aprendiendo del área y todas las funciones que se hacen en este arte.


“Es un proyecto de cine-escuela”, precisó.


Han recurrido a algunas instituciones para poder adquirir la alimentación e hidratación.


Aprovechó la entrevista para solicitar el apoyo de comerciantes y empresarios en sumarse a esta iniciativa que apunta a un éxito y a llevar a Guayana a un sitial de honor artísticamente.


Zamora refirió que de contar con un mayor número de patrocinantes, la película podría culminarse más rápido.

Participación de Ira Fronten

Zamora explicó que inicialmente tenía planteado hacer la película con actores naturales, sin experiencia, porque el estilo es el neorrealismo que refiere los espacios comunes y actores no profesionales.


“Cuando conozco a Ira Fronten a través de Guayaneses por el mundo, empiezo a indagar sobre ella y la veo como un sueño de que pudiera venir y participara en la película y de pronto conociera el proyecto y nos apoyara”, expresó.


Por ello, decidió escribirle para hacerle saber del proyecto que se cocinaba en suelo guayanés, también tierra originaria de Fronten.


“Como mujer afro, representaba lo que estábamos buscando”, comentó.


Luego de varias conversaciones, Fronten aceptó, lo que para Zamora era un reto dirigirla, por ser una actriz profesional.


Finalmente, Fronten representaría “un instrumento de inspiración para los chamos de Campo Rojo, viendo que era real, que era de San Félix y estaba cumpliendo sus sueños en Italia y, que no hay límites para cumplir sus sueños”.


Explicó que también sirvió para exponer a los voluntarios del proyecto a conocer cómo se trabaja con una actriz con experiencia: tiempos limitados y condiciones, “experimentando cómo se hace en la industria de la pantalla grande”.


“Le enviamos como fundación una carta para que gestionara con un espónsor (patrocinante) que pudiese costearle los pasajes y lo consiguió (…). Vino a trabajar como voluntaria también”, aseveró.


Por convenios con los hoteles Rosa Bela y Mara Inn pudieron darle afectuosas atenciones. “De 10 hoteles que fuimos, solamente ellos dos nos ayudaron a resolver el problema del hospedaje en que estuvo acompañada por su familia”, destacó.


Lo que mostrará la película (Sinopsis)

Antonio es un niño de 12 años que crece rodeado de la imponente naturaleza de Ciudad Guayana en el sur de Venezuela a orillas del río Caroní, cercano a un gran puente. Entre los contrastes de la vida del barrio, la pesca y la actividad de la gran industria minera, se ha criado con el afecto y la protección de una familia humilde con fuertes lazos amorosos.

La pobreza, precisamente, lo empuja hacia la vida adulta con todos sus desafíos, que se tornan aún mayores cuando el padre se ve obligado a convertirse en minero y abandonar el hogar. Antonio se enfrenta a la situación de quedar a cargo de su familia arriesgándose a exponer su ingenua infancia en los semáforos de la ciudad vendiendo periódicos y helados o llevándose la lancha de su padre sin autorización y el consentimiento de su madre para aventurarse a pescar en el río Caroní, queriendo ayudar a su familia hermanado con un amigo callejero mayor que él.

Por diversión los jóvenes de su comunidad tienen por hazaña desafiar las alturas del puente saltando hacia el río, reto al que Antonio le huye por temor y respeto a sus padres, hasta que la noticia de los titulares de la prensa informan en la ciudad sobre una masacre de mineros en el lugar donde suponen que ha estado su padre trabajando, noticia que coincide con la sorprendente escena de un malentendido entre su madre y un compadre que le hace creer una infidelidad hacia su padre.


Su rabia y preocupación lo impulsan a saltar del puente por primera vez, venciendo ese temor, desafiándose con coraje toma la decisión de no volver a su casa hasta encontrar a su padre vivo y traerlo de vuelta a su hogar.

En el camino, hace cercana amistad con un anciano. Juntos experimentan diversas peripecias, descubriendo pueblos, personajes y paisajes. El anciano fallece en una comunidad indígena a causa de la fatiga que va padeciendo en diferentes etapas del viaje. Antonio se ve obligado a proseguir el viaje solo; un indígena que ha conocido lo orienta hasta la mina más cercana de su comunidad, Antonio ya ha adquirido la confianza y el coraje para continuar lo que ha comenzado.


En la mina se encuentra con el decepcionante panorama de un gran caos en medio de una selva talada y deforestada por los mineros; las diferentes labores de comerciantes, la prostitución, el trabajo de obreros perforando profundamente la tierra mientras otros cargan pesados sacos de arena hacia toldos improvisados con maquinarias, donde es notable la presencia de hombres armados que aparentan resguardar el área.


Finalmente Antonio logra hablar con el líder de la mina donde le informa la triste y desafortunada noticia de que las descripciones de su padre no coinciden con ninguno de sus trabajadores y aunque Antonio recibe una oferta tentadora para quedarse a trabajar en la mina; es cuando decide volver.

El noble deseo de Antonio se concreta inesperadamente cuando en medio de la ruta detiene a un rústico al que le pide auxilios, pero este que lleva de emergencia enfermos de paludismo a Ciudad Guayana se niega ayudarle, afortunadamente su padre es uno de estos enfermos, que en su agonía delira creer escuchar la voz de su hijo cuando interactúa con el chófer para pedirle que lo lleve, las suplicas y gritos desesperados de un niño al ver el carro arrancar hacen que su padre pida detener el auto y moribundo abre la puerta trasera del Jeep encontrándose de manera milagrosa con la imagen de su hijo, Antonio atónito reacciona lentamente y luego corre hacia sus brazos, finalizando con un encuentro de fe entre el padre y el hijo como si fuese un viaje del cielo a la tierra.


Por: José Manuel González / @josemagonzalezz.

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