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“El Churrasco” es parte de la historia gastronómica de Puerto Ordaz

“El que no ha comido pizza en ‘El Churrasco’, no es de Puerto Ordaz”, es quizás una frase que debería reposar en este local, con más de 50 años de trayectoria.

Porque es probable que si vives en Puerto Ordaz y tienes planeada una deliciosa comida familiar, sabes que este sitio es ideal para compartir bajo su concepto tradicional; pero también es probable que desconozcas algunos datos de su historia.


Tres generaciones de Mazzerioli han llevado las riendas de este restaurante. Desde 1966 llegó la pareja Mazzerioli a lo que sería una planificada Ciudad Guayana y se instalaron en un espacio que era una venta de pollos, llamada El Araguaney.


En ese entonces, siguieron con el menú de pollos y parrillas. “La carne era muy barata y aquí no conocían la pizza”, relata Gabriela Mazzerioli, que repite la historia que ya le han contado sus padres, como fundadores del negocio.


De hecho, una de las anécdotas es que los comensales desconocían como comer este plato, así que se comían el relleno con pan, dejando el disco de la pizza en la mesa.


Esa reacción con el tiempo fue cambiando, ahora es el lugar preferido por los guayaneses para degustar una pizza con auténtico sabor italiano.

Inicios


“El Churrasco” era la única venta de comida de esa calle, bajo dos árboles. Cuenta Gabriela, (que lo sabe por sus padres), que sacaban las sillas en el día y las guardaban en la noche. La familia Mazzerioli vio a Ciudad Guayana convertirse en una urbe planificada. “Cuando asfaltaron la carrera Upata, mi papá pidió que echaran un poquito para acá, esto era un tierra”.


Pero la venta de pollos y parrillas no fue por mucho tiempo. El señor Mazzerioli se fue a Italia a aprender sobre pizzerías y regresó al centro de Puerto Ordaz con la determinación de incursionar en la cocina italiana.


“Él mismo con sus manos preparó ese horno”, dice con brillo en sus ojos su hija Gabriela, mientras señala el horno del cual están sacando varias pizzas esa noche.


Cinco décadas y contando


Ese esfuerzo ha sido clave para este restaurante con más de 50 años en la ciudad. “Mi papá y mi mamá con mucho sacrificio sacaron adelante este negocio, vivieron aquí, en lo que ahora son las oficinas del local. Era una situación muy dura para ellos como inmigrantes”.


Mientras los Mazzerioli se levantaban como comerciantes, también lo hacían como familia. Tres hijos y todos han estado a cargo del local de rejas blancas, a pocos metros de “El Rayo” y la Torre Lloyd.


Actualmente, Gabriela (la hija menor), junto a sus hijos, están al frente de este espacio que se convierte en un amuleto de buenos recuerdos para los guayaneses, que han pasado por la sillita que ponen para los niños y ahora son adultos que llevan a sus hijos al mismo ambiente.



“Nuestros clientes no quieren que cambiemos nada, que dejemos todo como está y nos gusta que les guste así”, admite. Al mismo tiempo, trabajan en mantener la calidad de la pizza.


Hay otros factores que hacen de “El Churrasco” un lugar especial. “El amor al trabajo es lo principal”, dice Gabriela, haciendo hincapié en que ella conoce su negocio a profundidad y “me conozco todos los puestos, hago de todo, limpio, soy mesonera, cajera”.


Personal y clientes “de toda la vida”


El personal del negocio no es de alta rotación. Son una familia que pasa mucho tiempo compartiendo y trabajando. Fulgencio Rivas, mesonero con 24 años trabajando con ellos, lo confirma: la clave es el cariño, el amor que se le pone.


“La mayoría tenemos tiempo y a medida que pasan los años tenemos más confianza, siempre hemos trabajado como familia, manteniendo la calidad, el buen servicio, la amabilidad con lo que se trata al cliente”, expresa Rivas.





Para la hija menor de los Mazzerioli, ha sido importante estar centrado en los objetivos. Relata que en una oportunidad, quiso ampliar el menú y luego llegó a la conclusión que no debía meterse “en camisa de 11 varas, porque mi fuerte es la pizza”.


Por eso recomienda a los emprendedores y comerciantes, tener claro sus fortalezas, sumar logros de a poco y no echarse para atrás si no ven resultados en primera instancia. “Ese dicho que dice que perdiendo también se gana es muy cierto”.


La familia Mazzerioli tiene cinco décadas sacando adelante “El Churrasco” ganándose la preferencia de los clientes y siendo parte de la historia de Ciudad Guayana.


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