El día posterior a la muerte de Jesús es un día de recogimiento y luto en la fe católica. En ese día se conmemora La Soledad de María acompañada por el apóstol Juan. Se acostumbra rezar el rosario simbolizando hacer compañía a la virgen en su duelo.
También se conmemora el Descendimiento de la Cruz y el entierro y sepelio de Jesús y, junto a la tradición ortodoxa, la luterana y la mormona, el descenso del Cristo al mundo de los muertos. La idea, contenida en el Credo católico, se fundamenta en un texto del apóstol Pedro en el libro Hechos de los Apóstoles:
“Y se refirió a la resurrección del Mesías con estas palabras: No será abandonado en el lugar de los muertos, ni su cuerpo experimentará la corrupción”
Es el día con el que termina el período de la Semana Santa. En este día se encendía un gran cirio pascual en el que se colocaban granos de incienso incrustados como símbolo de las heridas de Jesús.
Esa luz se mantenía encendida durante cuarenta días hasta las ceremonias de la Ascensión como símbolo de su presencia viva.
Es un día dedicado a la Pasión y Muerte de Jesús, por lo que la Iglesia se abstiene de realizar la misa y deja desnudo el altar en espera de la Resurrección y no se otorga la comunión, con excepciones especiales.
Sólo se celebran los sacramentos de la Unción de los Enfermos y la Penitencia o Confesión.
En el Cristianismo primitivo el sábado era día de ayuno absoluto y terminaba con la vigilia hasta la madrugada del domingo con la celebración de la Eucaristía. A lo largo de los siglos la Eucaristía fue adelantándose hasta la tarde del Sábado.
Celebración eclesiástica
El Sábado Santo el culto oficial se resume a la Liturgia de las Horas. No se celebra la Eucaristía hasta la Misa de Gloria o Solemne Vigilia Pascual, como también se le conoce.
En esa vigilia, que inicia al final del día, se conmemora la Resurrección de Jesús y es considerada como la celebración más importante de las cristianas.
Comienza con el sacerdote oficiante iniciando la entonación homónima, que no se ha cantado desde el comienzo de la Cuaresma.
El rito de La Bendición del Agua y el Fuego procede a los cánticos. Estos dos elementos simbolizan el paso de Jesús de la muerte a la vida. El sacerdote se enciende un cirio y los fieles velas, entonces se ilumina el templo que permanecía a oscuras.
En este momento se bendice el pila bautismal con una oración y se cantan las Letanías de los Santos. En este acto los fieles pueden renovar sus promesas bautismales y suelen llevar recipientes con agua para ser bendecida y guardada en los hogares.
Con información de Prodavinci.
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